• Localidad: Peñaranda de Duero

Peñaranda cuenta con un importante número de bodegas subterráneas, intramuros, bajo las casas y en las principales calles del pueblo, en la plaza y en la Calle Real. Se hacían debajo de las casas para evitar las vibraciones al paso de los carros transeúntes, y evitar así que las cubas se movieran y el vino fermentara mal. Algo característico de las bodegas peñarandinas son sus zarceras, ya que no son chimeneas al uso en el exterior, sino pequeñas aperturas en la parte inferior de las fachadas de las casas, para evitar el tufo, o gas venenoso que se producía al fermentar el mosto. La mayoría son de uso privado.

No es de extrañar encontrarlas teniendo en cuenta el carácter vitivinícola de la economía, pero es curioso el hecho de que forman una vida subterránea en la villa. Se trata de túneles que hallamos por el centro de la población y de los que algunas sobrepasan los diez metros de profundidad, siendo auténticos ejemplos de ingeniería arquitectónica: bóvedas de cañón en piedra de sillería a la entrada para evitar el derrumbe, arcos de medio punto formando los zarcillos o respiraderos.

El vino pasó a ser uno de los alimentos importantes y se empezaron a excavar bodegas subterráneas en aquellos pueblos que, como Peñaranda, estaban amurallados. Es difícil saber cuándo se construyeron, aunque diversas fuentes afirmen su existencia en los pueblos ribereños a principios del siglo XVI, en Peñaranda se sabe que el palacio tenía bodega e incluso el antiguo cuartel de la guardia civil también tenía su propia bodega. El abad de la colegiata y los Condes de Miranda ya cobraban tercios por el alquiler de lagares que eran de su propiedad.

Muchos de estos lagares han sido abandonados o se utilizan como merenderos familiares. En otros, como es el caso de la Oficina de turismo, aún se conservan restos de la viga de madera o del husillo.

Actualmente, Peñaranda cuenta con una nueva visita en su oferta turística, LA BODEGA LA CÁRCEL. Para visitarla es necesario contactar previamente con la oficina de turismo y tener en cuenta que su accesibilidad puede ser difícil para personas con algún tipo de problema de movilidad, ya que es necesario bajar escaleras estrechas. El precio es de 5 € la entrada individual, con visita guiada desde la plaza hasta la bodega, explicación, degustación y obsequio de vaso de cerámica empleado en la degustación. 

El número máximo de visitantes dependerá de la situación y normas sanitarias a cumplir que procedan en ese momento.

VIERNES 8 DE SEPTIEMBRE NO HABRÁ VISITAS POR SER FESTIVO LOCAL.